miércoles, enero 28, 2009

De la Funeraria I

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El gato rallado por el resplandor matutino saltó por la ventana y se acomodó a los pies de la cama.
-¡No! ¡Sin espiar!
Tranparencia esa es la palabra que describe la visión de su silueta en la puerta, cuando apoyada en el vano se mira y se sonríe, era de las que hacían torcer cualquier destino.

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Cae la tarde envuelta en llamas y es una moneda de fuegos el tributo del día en los portales de la noche. Cinco destinos se abrían ante ellos, ya exhaustos y sin rendirse, que indecisos miraban nerviosos por sobre sus caballos con ese silencio de adiós y don Martín trotó hacia el Sur, sepulcral como la noche sin estrellas...

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Golpean las cajas y cantan las chayas las copleras envueltas en ponchos rojos mientras
-¡Gol! Gol de Perú... -gritaba el colla desde lo alto del cerro.

L.B + A.F.

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